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El por qué

Recuerdo que empezó mientras miraba el enorme mapamundi que tengo colgado en el salón de casa. Desde mi sofá rojo, aquel mapa se veía tan pequeño… y yo tan grande… Entonces me levanté, y empecé a trazar líneas imaginarias en el mapa. De fondo sonaba una canción de la M.O.D.A. Recorría el poster  con mi mirada,  leyendo los nombres de países que había escuchado como mucho alguna vez en alguna clase de sociales. Me sentía grande en esta escena. Empezaron entonces a surgir preguntas: ¿cuánto tardaría en dar una vuelta al mundo en bici? ¿cuánto dinero necesitaría? ¿por dónde empezar? ¿habrá alguien viajado por aquí o por allá antes en bici?. Desde ese poster, el mundo parecía accesible, rodable y viajable. Fue entonces cuando surgió en mí el sueño: quería viajar en bici sin fecha de vuelta.

Y cuando uno tiene un sueño, de esos que se sueñan despierto, no es fácil quitárselo de encima. En algunos momentos y etapas puede estar menos latente, pasar desapercibido, pero de repente hay una noche en la que no puedes dormir, y el sueño acude. Imaginas, le das forma, y entonces, ya si que sí, es difícil librarse de él.

El continente americano ha sido destino de grandes viajeros y exploradores desde tiempos inmemoriales. La diversidad de climas y paisajes, la cantidad de vida salvaje en determinadas zonas y la heterogeneidad de culturas,  lo convierten en una golosina para los grandes soñadores y aventureros. Sería mi destino. Y empezaría por Alaska, uno de los sitios más remotos y despoblados del planeta ( y con mayor número de osos por kilómetro cuadrado). Me lo estaba poniendo difícil, pero qué es la aventura si no conflictos y dificultades a superar. Supondría un reto mental y físico desde el primer minuto de viaje, era perfecto. A partir de aquí, comenzarían los miedos y las batallas conmigo mismo sobre la locura que suponía esta decisión. Desconecté entonces la voz de la “razón” y deje alas al corazón y a la ilusión, aunque esto me costó mi tiempo. Empecé a trazar un plan de acción y preparación del viaje, que duró casi 3 años. Al principio decía que posponía la fecha porque no tenía suficiente dinero ahorrado. Luego porque tenía una situación laboral que me encantaba, y entonces, me di cuenta de que nunca iba a ser el momento ideal, ¿acaso hay un momento perfecto para hacer algo así?.Mi cabeza estaba empezando a acomodarse en ésto para lo que nadie te prepara, conocido como la “vida adulta”. Lo vi claro: iba a tener que lanzarme al vacío. Así es como se toman muchas veces las decisiones importantes: lanzando un pie hacia delante aunque sea temblando y sin saber a qué altura está el siguiente escalón. Eso hice. Con un año casi de antelación, marqué el 25 de Junio de 2024 en el calendario del móvil como la fecha en que me iría. Y para esa fecha compré el billete.

Desde que he anunciado que me voy, ha sido mucha la gente que me has escrito. Además de las típicas advertencias sobre los osos y los peligros de Centroamérica, ha habido dos tipos de comentarios que he escuchado mucho: los primeros son admirando mi valentía de dejar todo e irme ( si supieran que por dentro estoy hecho un flan…) y los otros, preguntándome qué espero del viaje. Esto último me ha servido para reflexionar y darme cuenta de que no espero absolutamente nada y voy abierto a lo que venga. Sea ésto lo que sea. Por mucho que haya intentado durante toda mi edad adulta y joven, alejarme del discurso marcado por la sociedad sobre la importancia de tener un plan para ir del punto A al punto B, y sacarle productividad a lo que hagas, he caído muchas veces en la trampa. Así que, está vez, voy desnudo y con el lienzo en blanco( es una forma de hablar. Lo del lienzo digo 😝)

Veamos a donde nos lleva el camino… como Jack Kerouac.

 

 

6 comentarios en “El por qué”

  1. No se me ocurre una mejor forma de vivir esta aventura, por tu parte desnudo y con el lienzo en blanco, por la mía leyendo tus líneas que me transportan a tus pensamientos, a tus emociones y a tus vivencias. ¡Eres grande!

  2. Se me saltan las lágrimas leyéndote y pienso en lo mucho que te voy a echar de menos pero, también, en todo lo que vas a aprender, disfrutar, soñar, vivir… y que te hará GRANDE (más de lo que ya eres). El mundo necesita más personas como tú. Te quiero.

  3. Eres maravilloso, Hugo. Maravilloso y especial. Siempre lo has sido. Y la persona más valiente que conozco. Será un viaje maravilloso, lo sé porque la gente como tú desctubre lo wue para otros ojos permanece oculto. Este viaje ( iniciático, sí) te cambiará mucho. Y l@s demás, las que te queremos, no tenemos más que acompañarte en este camino transformador .
    Ya te echo de menos infinito pero estoy taaaan orgullosa de ti, del maravilloso hombre en que te has convertido que ese orgullo puede a la pena de estar varios meses sin verte.
    Te quiero, mi niño❤️❤️❤️❤️

  4. Querido Hugo, nos emociona tu valentía y te agradecemos que compartas tu aventura y podamos hacernos la ilusión de estar acompañándote en el viaje. Escuchamos Itaca de Luis Llach en tu honor y cantamos
    «Bon viatge per als guerrers
    si al seu poble són fidels,»

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