SOLTAR EQUIPAJE
Has tomado la decisión.
En 6 meses dejas todo: tu trabajo, tu casa de alquiler, el barrio que tanto te gusta, tu familia y amigos, y te vas a recorrer un continente en bicicleta.
¿Y ahora qué? ¿Por dónde empiezo?
Ésta última pregunta ha sido de las más dificiles de responder. ¿Por dónde se empieza a preparar una aventura como ésta? Llevo años preparando y haciendo viajes en bici de, como mucho, un mes y medio de duración. Esto es otro escenario totalmente distinto. Estamos hablando de deshacerte de todo lo que no te «haga falta» o sea estrictamente necesario, y llevar lo esencial. En casa de mis padres podré guardar alguna cosa eso sí… pero alguna cosa no es toda mi habitación actual. El primer reto del viaje, empieza por hacer un listado de cosas «esenciales» y saber, que las cosas que no estén en ese listado, son víctimas potenciales de abandono o incluso… ¡Wallapop!. Y esa lista hay que hacerla a conciencia. A conciencia de que, todas las cosas que lleve y que finalmente no resulten esenciales o necesarias, van a lastrar cada uno de los puertos de montaña y etapas duras a las que me enfrente con la bici, que no serán pocas.
Esta es la primera prueba que te pone el viaje. Reducir tu vida a 4 alforjas y un bolso trasero. Siendo sincero no es de las cosas que más me está costando. Nunca he dedicado demasiado tiempo a ocupaciones como almacenar ropa o depender de demasiadas cosas, así que simplemente ha sido hacer un pequeño ejercicio y acompañarlo de una lista de cosas esenciales. En esa lista he metido cosas que, probablemente para otros viajeros que me lean, serían un escándalo. Cosas como: un slackline, varios juegos de malabares, algún truco de magia… Para mi es mucho más que simple entretenimiento. Todas estas cosas son instrumentos áltamente precisos para despertar cosas tan valiosas como la curiosidad o la simpatía de la gente. Recuerdo una escena este verano, viajando por Marruecos con la bici con mi amigo Mariano. Habíamos tenido una etapa de montaña de estas duras duras, y en pleno agosto en la zona del Rif. Llegamos a un pequeñísimo pueblo. Buscando donde comer, acabamos en el único restaurante /chiringuito que había en el pueblucho. Era el centro de reunión para la gente del pueblo. En seguida fuimos la máxima atracción para pequeños y mayores que nos miraban con curiosidad al principio, y con extrañeza después. Empezamos a comer y los niños no paraban de mirarnos. Habría trece o catorce, de todas las edades. Entonces, me acordé que en la bolsa del manillar, llevaba una baraja de cartas trucada especialmente para hacer magia. Me limpie la grasa de la sardina que estaba comiendo, y fui a por la baraja. Llamé de manera directa a todos los chavales y hombres, e hice que me prestaran mucha atención. Mariano se reía. Sabemos que estas cosas son normales entre nosotros así que no le causó extrañeza. Dos trucos me bastaron para despertar simpatía entre la gente de aquel chiringuito. Eso sirvió para abrir un canal de comunicación con aquellas gentes, a pesar de no tener ningún idioma común. Por eso, para mi es equipaje fundamental.
El excel en el que voy detallando el equipo que quiero llevar, intuyo que seguirá editándose hasta la semana antes de irme. Supongo que es lo normal.
En una sociedad que te incita y anima a tener y necesitar cada vez más para vivir, mi acto de rebeldía consiste en abandonar lo no esencial y marcharme con lo fundamental.
¿Y tú, persona que está usando su tiempo leyendo este post, qué cosas serían para ti las esenciales si tuvieras que meter tu vida en cuatro alforjas?